La narrativa está cambiando

rlopezvazquez
hace 1 día
2 Min. de lectura

¿Y si..?

Cada vez resuena más la necesidad de actuar desde la esencia que nos define como humanos, de cuidarnos, de mirarnos como parte de un todo, de anteponer el bienestar por encima del crecimiento, la colaboración a la competencia, las historias por encima de los datos, de humanizar la tecnología, de tejer redes en lugar de muros, de alcanzar una buena vida.

¿Y los actos?

Si seguimos por el camino de la explotación y priorizamos nuestra comodidad inmediata, olvidando los efectos secundarios, si mantenemos una mirada estrecha y limitante, si olvidamos que las cosas, porque así sean ahora, no significa que estén bien y no puedan (y deban) cambiarse, si no nos responsabilizamos ni miramos más allá, si no tenemos en cuenta lo que subyace en segundo plano, lo invisible.... si no nos anticipamos a futuros que no queremos, si no profundizamos y abrimos el ángulo para atravesar la incomodidad que, colectivamente, nos lleve a lugares más sostenibles y más justos… estaremos navegando en contra de nuestra esencia y actuando en la dirección equivocada.

Tenemos el superpoder de cambiar y crear un futuro mejor, ¿lo aprovechamos?

¿Y si imaginamos, colectivamente, los futuros que queremos?

¿Y si consideramos atentamente las implicaciones que menos nos gustan y apostamos por las acciones que nos acercan a esos futuros en los que sí nos gustaría despertar?

¿Y si asumimos el margen de cambio, sus costes e incomodidades y nos atrevemos a mirar de frente a las señales incipientes que nos alertan sobre lo que hasta ahora considerábamos “normal”?

Para pasar de la palabra a la acción, debemos actuar con humildad, pero con intención, con la voluntad de escucharnos y mirarnos más adentro, con el corazón en la mano y las ganas de abrazar el bien común, de cambiar, por fin, la narrativa antropocentrista y extractivista, para regenerar lo dañado y plantar las semillas de un progreso basado en los cuidados y los afectos, en todas las esferas de la vida.